Mi historia comienza aquí.
A mí todavía me tocó vivir sin internet y sin celular. El tener un control de televisión, era para mis papás el invento del siglo. Claro, lo viví siendo una niña. Así como recuerdo aprender a usar un diskette a los cinco años en la escuela, y cuando el internet se conectaba del teléfono, también tengo presente la primera vez que descubrí cómo instalar una fuente (tipo de letra) en mi computadora. Tenía nueve años y estaba usando una Windows 96 usada que llegó a mi casa en brazos de mi papá y que presentó a la familia como “el invento del siglo”. Y sí. Me gustaba jugar a picar botones y ver qué hacían. Pasaba horas en word cambiándole los colores de arcoíris a los textos de “WordArt” (por si alguien se acuerda) y, mas o menos desde entonces, crecí jurándole a la vida que me convertiría en diseñadora gráfica. No fue exactamente así, pero el gusto por hacer cosas bonitas se me quedó para siempre.
Cuando tenía mas o menos once años, estaban de moda las cámaras digitales que eran como de bolsillo. Un cuadradito del tamaño de tu mano. Las vendían de muchas marcas y de muchos colores diferentes. Yo siempre quise tener una, y aunque mía mía nunca tuve, siempre se las robaba a mi papá. El pobre siempre se enojaba conmigo porque no sólo se las desaparecía, sino las echaba a perder. Me llamaba “manos de hígado” y enojado, guardaba sus aparatos electrónicos en escondites no tan secretos. Me escabullía en su habitación y las metía sigilozamente en mi mochila para luego llevármelas al parque y tomarle foto a todo.
Me tomaba selfies cuando la palabra selfie todavía no existía en la cultura pop (ahora yo les llamo Self Portraits), tomaba foto de las piedras, del perro del vecino, de los árboles… de lo que fuera. Obvio en 2009 ya tenía Facebook, así que ahí las empecé a publicar. En ese entonces nunca imaginé que terminaría dedicándome a eso mismo: tomarle foto a todo. Aunque ya no a las piedras y árboles del parque de mi casa, ahora me gusta tomarle foto, digamos, a piedras un poco más lejanas, las que se encuentran exactamente del otro lado del mundo.
Gracias a mi insistencia con las camaritas, unos años después me ofrecieron mi primer trabajo en un estudio de fotografía. Ahí aprendí todo lo importante: composición, encuadre, exposición, a manejar una DSLR, a seleccionar fotos, a editar, incluso a crear paginas web como esta y mucho de lo que me sirve ahora para mantener este blog.
Después descubrí mi pasión por el cine. Un día fui a ver una película (que honestamente ni recuerdo cuál fue), y por primera vez en mi vida me detuve a ver los créditos finales. Estoy casi segura de que era de Steven Spielberg. Vi su crédito aparecer en la pantalla y pensé: ¿cómo se ha de sentir ver tu nombre ahí?, seguido de: para empezar, ¿cómo se hace una película? Esta pregunta cambió mi vida.
Me puse a investigar y rápidamente me obsesioné. Vi detrás de escenas, aprendí la historia del cine, leí libros, leí artículos y ví muchas, muchas películas. Descubrí la magia del cine. Ese momento definió mi camino. Y heme aquí. A partir de eso ya no hubo vuelta atrás.
Trabajé durante muchos años como Asistente de Dirección (A.D.) en producciones audiovisuales aunque la verdad es que, en términos de producción audiovisual, me metí de lleno a, pues, hacer un poco de todo. He hecho arte, vestuario, sonido, operador de cámara, producción, asistente del asistente, he enrollado cables, he servido cafés y he dirigido. Me ha tocado trabajar en producciones independientes de bajo presupuesto con amigos, donde no hay ni dos pesos para trabajar, donde todo se pide prestado, de favor o por amor al arte. Pero también he estado en producciones grandes, de esas con muchas personas involucradas, equipo pesado, grúas, lentes de cine de verdad; e incluso con músicos, actores y deportistas famosos.

Bueno y, ¿esto de qué se trata?
Éntrale si te interesa aprender a hacer un cortometraje o a tomar fotografías. No sé, yo voy a subir lo que se nos ocurra. Tu pide. Usaré este blog para compartir lo que aprendo con el tiempo, la vida, la experiencia y los putazos. Porque de todo sale algo para contar. Sobretodo de los putazos (y créeme, que estos en producción abundan.) Te platicaré anécdotas y te compartiré todo lo que sé. Me encantaría que me enseñes tú a mí lo que sabes, que me corrijas, que me platiques tus propias experiencias. Aquí encontrarás artículos, ideas, información útil, tutoriales y consejos en general sobre todo lo que hago. A ver qué sale.
Lo escribo para tu tú del presente y para mi yo del futuro.
Si le echas un ojo a la fecha (24 de marzo de 2020), estamos en pleno auge de coronavirus, jaja. En México, que es donde yo vivo, apenas está empezando y llevamos mas o menos una semana de “cuarentena”. Así que mientras me quedo encerrada en casa, lo mejor es ver cómo aprovechar el tiempo. Además, la verdad es que ya era hora de tener un lugar en donde pueda concentrar todo lo que he hecho y aprendido. Y si a alguien le sirve, ¿qué mejor? Si no, estoy segura de que algún día miraré al pasado a través de esta pagina y pues bueno, será algo lindo para tener.
Sin ya darle muchas vueltas al asunto, nos vemos en el próxima artículo. Espero que te sirva, y que lo compartas. Estoy emocionada, ¿empezamos?

